Mimitos de mamá
Respira. Serás madre toda tu vida.
Enséñale las cosas importantes. Las
de verdad. A saltar en los charcos, a
observar a los bichitos, a dar besos
de mariposa y abrazos muy fuertes. No
olvides esos abrazos y no se los
niegues nunca. Puede que dentro de
unos años los abrazos que añores sean
los que no le diste. Dile cuánto le
quieres siempre que lo pienses.
Déjale imaginar. Imagina con él.
Déjale llorar. Llora con él. Las
paredes se pueden volver a pintar,
los objetos se rompen y se reemplazan
continuamente: los gritos de mamá
duelen para siempre. Puedes fregar
los platos más tarde. Mientras tú
limpias, él crece. Él no necesita
tantos juguetes. Trabaja menos y
quiere más. Y sobre todo, respira.
Serás madre toda tu vida.
Él sólo será niño una vez.
Anónimo
*Mariola
No es anónimo. La autora es Jéssica Gómez
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